Budapest, la unión de dos ciudades

Budapest es fruto de la unión entre dos ciudades: Buda y Pest. En Buda, se encuentran los monumentos históricos más importantes, mientras que Pest se ha desarrollado, principalmente en el siglo XX, como la zona comercial y de ocio de la ciudad. La capital húngara es para muchos una joya por descubrir, un diamante en bruto que cada vez brilla con más intensidad.

Budapest

Una de las primeras cosas que hay que hacer al llegar a Budapest es situarse en el centro al puente de las Cadenas, uno de los puentes más céntricos de la ciudad,  y contemplar cómo se unen Buda y Pest. Desde allí podrá ver las dos partes de la ciudad divididas por el Danubio y tener una primera visión panorámica de esta maravillosa urbe.

Subir con el funicular hasta el Castillo de Budapest es fundamental cuando visite Buda.  El recorrido del teleférico es espectacular. Callejear por el centro antiguo de Buda es una delicia. Es una zona peatonal y está reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Tanto el Bastión de los Pescadores, un mirador estilo neogótico y neorrománico que debe su nombre a la lonja medieval,  como la Iglesia de San Matías, merecen un alto en el camino.

En la zona de Pest destacan: el Parlamento,  la basílica neogótica de San Esteban y el antiguo barrio judío, que acoge la sinagoga en activo más grande de Europa.  En esta parte se fusionan las  callejuelas de origen medieval con las avenidas señoriales. La más elegante es la avenida de Andrássy, llena de tiendas de moda, palacios modernistas y edificios de la época soviética, y donde se encuentra  Ópera Nacional Húngara. A  los amantes de la música, les recomendamos  que revisen  el programa de evento de la ópera, porque regularmente se celebrar actuaciones musicales interesantes.

Otros lugares que merecen  especial atención son: el Puente Isabel que le llevará al Parque Municipal  y después a la Plaza de los Héroes. Tampoco olvide visitar la Isla Margarita ni subir a la  colina Géllert , para hacer una visita a la Ciudadela, ubicada en su cima.

El agua es una de las protagonistas de esta ciudad y por extensión lo será también de su viaje. La capital húngara cuenta con innumerables fuentes y baños termales. Además,  esas mismas aguas,  han convertido su subsuelo en un laberinto natural de grutas y pasadizos. Actualmente, hay tres cuevas abiertas al público, y visitar alguna de ellas debe ser experiencia inolvidable.

Hacer un recorrido en barco por el río e ir un baño termal son dos actividades imprescindibles para completar la estancia con éxito. Los baños más famosos de la ciudad son probablemente los del Hotel Gellért,  cuyo edificio tiene una belleza espectacular. También destacan los baños de Rudas, de 1506, las termas Király, del siglo XVI y cubiertas con una cúpula de cristal, y los neobarrocos baños Széchenyi.

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