El Parque Nacional Fiordland

El Parque Nacional Fiordland, en Nueva Zelanda, ha sido coronado como el mejor de todo el mundo. En 1990 la Unesco ya lo declaró patrimonio de la humanidad, por sus pasajes de ensueño y su riqueza natural. Su territorio se extiende en el suroeste de la isla y su superficie ronda los 12.500 kilómetros cuadrados. El sello distintivo de este Parque Nacional son los fiordos que se formaron en su interior durante las eras glaciales. En total hay catorce, pero sin duda el más espectacular, y por extensión, el más famoso y visitado, es Milford Sound. Disfrutar de toda esta belleza natural tiene un precio y alguna que otra incomodidad, como riesgo de lluvias durante todo el año… Recuerde llevar ropa impermeable y un paraguas para proteger el equipo fotográfico. No es muy recomendable ir a este parque en invierno, porque en muchas ocasiones lo tienen que cerrar debido a las fuertes nevadas y los riesgos de avalanchas.

Parque Nacional Fiordland

Otro de los grandes reclamos de este lugar es su patrimonio natural, no sólo por su riqueza y variedad, sino especialmente por la especificidad de su flora y su fauna. Tiene una vegetación inusual, se han descubierto más de 700 tipos distintos de plantas que sólo se pueden encontrar en Fiordland, debido a la convivencia de hábitats diversos y al aislamiento de la zona, que ha favorecido el endemismo.

En lo referente a la fauna, este parque no se queda corto. Habitan en él todo tipo de animales desde delfines, focas, ciervos hasta conejos… Pero para los aficionados al avistamiento de aves esto será el paraíso. En este parque hay algunas de las aves más extrañas de Nueva Zelanda, como el El Takahe, una especie no voladora en peligro de extinción, el Kiwi, el Mohua, o el Kakapo.

Hay muchas maneras de conocer y disfrutar de este lugar. Los amantes de la naturaleza podrán hacer senderismo por algunas de las rutas previstas y conocer activamente algunos de los rincones especiales de este territorio. Los que quieran hacer deportes de montaña, tendrán la oportunidad de hacerlos en los alrededores del parque donde podrán practicar el trekking, el alpinismo y la escalada. Otra opción más confortable de recorrer el parque es a bordo de uno de los barcos que navegan por sus aguas. Allí se puede disfrutar de las vistas desde el interior, a través de los inmensos ventanales, y contemplar su paisaje como las montañas Murchinson y Kepler o los lagos Manapouri o el Monowai… En resumen, dejarse seducir por la belleza del Parque Nacional Fiordland.

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