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Dubái, el glamour en el desierto

Dubái es como un espejismo donde las fantasías más delirantes cobran vida. Lo más increíble es que es una ciudad nueva que surgió prácticamente de la nada, fruto del boom del petróleo que se encontró en la zona, y que ha convertido el lujo y la opulencia en sus señas de identidad. Aterrizar en Dubái es entrar en la dimensión de los excesos. Sus grandes avenidas están plagadas de suntuosos palacios, edificios singulares e islas artificiales rodeadas por el desierto. Aquí todo parece posible. Dubái está atestada de centros comerciales, hoteles extravagantes y una vertiginosa variedad de restaurantes y bares cosmopolitas. Pero aunque la ciudad explote su faceta más moderna, también existen rincones en los que se puede disfrutar y conocer la historia de este lugar. La perla de los Emiratos Árabes respira ostentación por todos sus poros, pero no hay que tener prejuicios previos porque ha distinta y singular la ganan pocas.

Dubái, el glamour en el desierto

Esta ciudad es un verdadero delirio para los amantes de la arquitectura. Su paisaje arquitectónico vanguardista es riquísimo y está en constante crecimiento y evolución. Sus construcciones se van descubriendo mientras se recorre la ciudad, porque las mega construcciones están por todas partes. Entre ellas destacan el Burj al-Alam, un rascacielos cuyo diseño quiere simular una flor de cristal y el El Burj Dubai, considerado el edificio más alto del mundo, un una altura de 818 metros. La mezquita de Jumeirah, es un buen lugar para familiarizarse con la arquitectura islámica moderna, y además la única que no tiene vetada la entrada a los que no son musulmanes, eso sí, para acceder debe concertar una visita organizada. Otro de las grandes atracciones y el icono de esta ciudad es hotel de siete estrellas el Burj Al Arab. Hay que entrar, y tomarse algo en alguno de sus fastuosos bares.

Más allá del vanguardismo más puro, también se puede conocer la arquitectura tradicional en el barrio de Bur Dubai y hacerse una idea del Dubai antiguo paseando por Bastakia, aunque está muy restaurado y le resta autenticidad. En Deira es donde se están los zocos tradicionales. Le recomendamos muy especialmente el zoco de las especias y el del oro. Verá, que otra de las actividades a la que invita la ciudad de Dubai es a las compras. Gastar parece el deporte nacional. Como todo lo demás, esto también es a lo grande, y se dice que esta urbe tiene la mayor cantidad de centros comerciales del mundo. Un paseo rápido, si no adicto a las compras, en el Dubai Mall puede tener su encanto.

Bañarse en la aguas del Golfo Pérsico en playa de Jumeirah mientras se contemplan zona de las Palm Islands, las tres islas artificiales más surrealistas de todo el planeta y hacer una excursión al desierto a caballo, a camello o en todo terreno, es imprescindible si viajamos a Dubái.

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