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La Sirenita de Copenhague

Los daneses están orgullosos de su país, de su cultura y de su gente. Es un país muy recomendado para visitar, e incluso para vivir por su pasividad de sus calles. En Copenhague se encuentra un monumento que es prácticamente un símbolo patriótico de Dinamarca: la Sirenita.

Los turistas que llegan a ver este monumento le toman miles de fotografías pues es un monumento muy famoso y los daneses están muy orgullosos de mostrárselo al mundo. La Sirenita, hoy en día, está resguardada celosamente por varios vigilantes ya que en antaño intentaron desfigurar este hermoso monumento.

La Sirenita de Copenhague

La historia de La Sirenita es conocida por todas las calles de Copenhague. La Sirenita fue construida por un cervecero en 1913, en honor al cuento del escritor Hans Christian Andersen. Al escultor que le encargaron esta estatua que después de muchos años se convertiría en un símbolo se inspiró en su mujer.

Muchos turistas se emocionan al verla, a pesar de su pequeño tamaño, es llamativo ver a todos los visitantes alrededor tomar una cierta cantidad de fotos. Es como en los cuentos: esta sirenita te hipnotiza.

La Sirenita está situada en la entrada del puerto de la ciudad. Debes preguntar por ella, ya que es muy curiosa por su pequeñez, pero te percatarás que estás muy cerca a ella cuando veas un mar de turistas con sus cámaras fotográficas. La Sirenita mide un metro con veinticinco centímetros.

Durante una exposición en Shanghái, La Sirenita fue llevada hasta allá para que sea admirada por los ciudadanos chinos. Los daneses, sabiendo que esto le haría perder turistas, conformaron un equipo y colocaron una pantalla desde el museo chino para que los turistas vieran que pasaba alrededor de ella en el museo de exposición. A los días tuvo que regresar porque es el símbolo, y los turistas siempre quieren una foto con ella.

Hay muchos visitantes que se han quedado decepcionados ya que esperaban una enorme estatua. Pues te lo avisamos desde ahora, es famosa por su pequeñez y por la forma escultural, no por su grandeza. Recuerda que una escultura no depende del tamaño, sino del simbolismo que representa para el país, en este caso Dinamarca.

Alrededor de la pequeña escultura puedes caminar por al avenida marítima y llegar hasta el palacio de Amalienborg, el palacio real, y así disfrutar de un paseo extraordinario. Si vas a Copenhague específicamente, debes llevarte un recuerdo fotográfico con La Sirenita.

Las ciudades Europeas más Bici-Friendly

Conocer las ciudades montado en una bicicleta se está convirtiendo en una alternativa que cada vez tienes más adepto. Hay ciudades que cuentan con muchos años de cultura ciclista y otras que, en esta última década, están poniéndose al día, porque han encontrado en la bicicleta una opción al tránsito urbano. La mayoría de ciudades europeas ya están adecuando sus infraestructuras y promocionando este medio de transporte, creando carriles para ciclistas y una señalización apropiada, para regularlo y hacerlo seguro.

Bici-Friendly

Con una bicicleta podéis recorrer la ciudad a vuestro ritmo, evitar los atascos y hacer ejercicio físico. Además, de adoptar una actitud “sostenible” y contribuir a preservar el medio ambiente. Os proponemos algunas ciudades europeas cuyo común denominador es que tanto las bicicletas como los ciclistas están plenamente integrados en ellas. Así que, preparados, listos y a pedalear!!!

Ámsterdam. Sin duda es la ciudad reina de las bicicletas, casi el 40% de su población la utiliza a diario. El servicio de alquiler de bicicletas públicas funciona muy bien y te puedes desplazar por toda la ciudad por el carril bici. Te recomendamos que te hagas con un mapa de los “Fietspad”, carriles-bici, para orientarte mejor por la capital y organizar tus trayectos. Una advertencia, en Holanda, muchas bicicletas no tienen los frenos en el manillar, para frenar se utilizan los pedales. Estad atentos.

Salzburgo. Aunque es un lugar estupendo para recorrer en bicicleta, lo cierto es, que debido a los fríos inviernos austriacos,  el uso de este medio es óptimo desde finales de primavera hasta el otoño. Pero si además de ser un fan de la bici,  eres aficionado a la naturaleza, este destino te ofrece una amplia gama de excursiones por sus alrededores, verdaderamente estupendas. Salzburgo, cuenta con unos 160 kilómetros de caminos reservados para ciclistas, y unas 13 rutas señalizadas en la ciudad.

Copenhague. En esta ciudad podremos usar una bicicleta de forma gratuita. En el centro de la ciudad hay bicicletas que puedes utilizar pagando 20 coronas danesas, que luego recuperarás, cuando la devuelvas en cualquier otro estacionamiento similar de la ciudad. Hay  125 bici parkings distribuidos por el centro.

Berlín. Es una de las ciudades más nuevas en unirse a  la moda de las bicicletas, pero se ha puesto al día rápidamente, y ya  han diseñado una extensa red de vías reservadas para los ciclistas, y estacionamiento exclusivos para estos vehículos. También es interesante saber que en Berlín existe un servicio en cual tú puedes coger una bici en un punto de la ciudad y dejarlo en otro, pagando un pequeño alquiler por ello.

Basilea. Esta ciudad suiza también proporciona un sólido sistema público de alquiler de bicicletas con tarifas económicas. Lo más interesante es la ruta  a lo largo del río Rin, un camino de 394 km especial para los ciclistas.

Copenhague, el diamante de la corona danesa

Copenhague es una de las capitales bálticas con más encanto. Su extraordinario colorido junto con su red de canales, les dan un aire de cuento. No se deje engañar, tras la majestuosidad de sus edificios históricos y esa aura de fantasía hay una ciudad vibrante y cosmopolita, que se ha convertido en uno de los principales centros de la moda, el diseño y la cultura más vanguardista de Europa. Precisamente, esta conveniencia armónica entre lo de antes y lo de ahora es lo que la hace tan singular.

Copenhague, capital de Dinamarca

Una de las ventajas de la capital danesa son sus dimensiones, es asequibles en pocos días, aunque no le faltan rincones con encanto para visitar. Cuando la ciudad está completamente nevada es una estampa idílica, pero con la llegada de la primavera, está se convierte en un destino más agradecido, la oscuridad y el frío van abandonando la ciudad y todo florece, y Copenhague se vuelve más alegre y dinámica.

Navegar por sus canales es una de las maneras conocer las principales atracciones de la ciudad, muy recomendable. Aunque habría que recurrir a la bicicleta como medio de transporte si queremos adecuarnos al más puro estilo danés. No hay nada que temer, hay carriles especiales para ciclistas por toda la ciudad. Además, el alquiler de bicicletas es gratuito. Sólo hay que pagar 20 coronas al cogerla, que le serán devueltas cuando la deje.

En la entrada del puerto de la ciudad está la famoso y diminuta estatua de la Sirenita,  y emblema de Copenhague. Otro de los lugares de visita obligatoria es la zona portuaria de Nyhavn, donde verá la parte más pintoresca de esta urbe que le remitirá a las imágenes propias de las postales.

Conocer el Palacio de Rosenborg, y el Palacio Real Amalienborg , pasear por los Jardines Tívoli y tomarse un café en la Ópera de Copenhague, y ver este increíble edificio de Henning Larsen, son pardas que no debería pasar por alto en un recorrido por Copenhague. Pero para conocer algo realmente distinto, hay que ir hasta Christiania. Es un barrio con reminiscencias hippies, parcialmente autogobernado donde viven alrededor de mil personas. Es un área sumamente seductor donde los coches están prohibidos. Allí podrá encontrar mercadillos artesanales, tiendas y pequeñas fábricas comunales, espacios verdes, cafés o lugareños practicando yoga y meditación.

Tanto si quiere comprar como si no hay que pasear por la peatonal Strøget, arteria comercial de la ciudad, y donde se mueve gran parte de la vida danesa. Las marcas más exclusivas están justo aquí. Aunque el paseo por esta zona está justificado en sí mismo, porque hay varias plazas interesantes y en las calles circundantes hay muchos cafés y bares para disfrutar de un momento de relax… un último consejo: déjese seducir por la gastronomía danesa, seguro que le sorprenderá.

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