París, tierra de ensueños de los poetas y escritores. Ciudad de las Luces por toda la cultura que pregona y que dictamina a esta ciudad como una de las más cosmopolitas, pero también literarias. Hay una ruta literaria poco conocida que se hace en París, pues antes que nada esta es la cuna de Víctor Hugo y Jean Paul Sartre.

Si quieres conocer un poco del París romántico entonces sería bueno que vayas al Museo de la Vie Romantique, este museo demuestra la época de los grandes momentos literarios y artísticos de la época romántica francesa. Pues en Francia se respira el amor en todos lados.

En la ruta literaria de París, puedes continuar este periplo para los amantes de la Literatura, la casa del afamado Víctor Hugo, que está en el Hotel Rohan-Guemenee. En este lugar, hay muchas cosas a destacar del famoso escribidor. En esta parte, hay cosas muy personales del autor de Los Miserables.

Otra de las casas que es muy visitado por los amantes de Literatura es la Casa de Balzac, quien en sus interior tiene muchos cosas personales que son parte de sus escritura y de su familia. También se puede ver algunos recuerdos.

El símbolo literario de Francia es el Panteón. En este lugar están enterradas personajes literarios históricos como Voltaire, Alejandro Dumas, Zola y Víctor Hugo. Cabe resaltar, que estos escritores son muy queridos por los franceses hasta el día de hoy y que el Panteón es un emblema nacional.

Y no podía faltar pasearse por el Cementerio de Montparnasse donde destacan demasiados autores, escritores y hasta rockeros que están sepultados en esta afamdo cementerio. Jean Paul Sartre, Samuel Beckett, César Vallejo, Guy de Maupassant, Simone de Beauvoir, y hasta Jim Morrison, están en este cementerio.

Y para culminar que mejor que visitar los bares y cafés donde solían asistir muchos de estos escritores. El Café Hemingway llamado así en honor del escritor estadounidense y quien era un asiduo participante de este café parisino era Scott Fitzgerald. Oscar Wilde y Marcel Proust, iconos de la literatura mundial, siempre asistían al Café de Flore.

Si de restaurantes hablamos, entonces puedes asistir al Le Dome, donde Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir departían sus veladas sentimentales de la época. Como último recorrido debes ir al Café de la Paix, donde los hombres de las letras como el estadounidense Ernest Hemingway y el irlandés Oscar Wilde, estaban a la orden del día.

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