Kyoto, ciudad milenaria con leyenda en sus calles y en cada uno sus habitantes que siempre tienen una leyenda que contar sobre sus ancestros. Kyoto fue la capital de Japón hasta 1868, para que luego Tokyo sea la capital del país del sol.

En Kyoto está el Templo de Kiyomizu, es imprescindible para el turista visitar este lugar por los contrastes y la arquitectura que se puede apreciar, además de la hermosa vista. En las noches el Templo de Kiyomizu se ilumina grandiosamente para el placer de los turistas que se quedan fascinados con esta obra de arte.

Los turistas se regocijan al ver al maestro Buda que se encuentra en un salón superior del Templo de Kiyomizu. Lamentablemente, algunos turistas no lo notan y por los problemas del idioma abandonan el lugar sin apreciar esta ejemplar estatua. En el salón donde se encuentra ubicado el Buda se debe donar un precio módico de 100 yenes y luego el visitante debe quitarse los zapatos.  Al estar frente al Buda, uno debe arrodillarse y pedir un deseo ante Buda. Es una experiencia grata y pacífica.

Otro de los atractivos turísticos que ofrece Kyoto es Sanjusangendo, una especie de edificio plano, realmente largo que tiene en su interior un centenar de estatuas que son parte ancestral de Kyoto. Estas estatuas simbolizan un hito religioso para los japoneses. Las estatuas están pintadas en color oro y cada una está en una delicada posición.

Al inicio de ver el Sanjusangendo en su exterior no causa la mayor atención, porque pareciera una casa igual al de los rededores de Kyoto. Lo impresionante de este templo es el interior, sus estatuas han dejado anonadados a cuanto visitante ha pisado el Sanjusangend, porque no se espera que estas beldades de estatuas se localizaran en este lugar siendo parte de una tradición religiosa tan especial. Lastimosamente, las fotografías están prohibidas al interior del Sanjusangendo, por eso que los visitantes no se sienten atraídos por las fotos del exterior que se publican en revistas o Internet, pero al interior se encuentra la esencia de Kyoto.

Cuando uno viaja a Kyoto, el explorador se debe percatar que los diseños pueden parecer igual a los de toda la ciudad. Sin embargo, es lo interior lo notable y patrimonial. Las señales están en japonés e inglés, si no se sabe ningún idioma sería bueno llevar un diccionario para que la experiencia sea absolutamente perdurable.

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