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El Museo de Artes Decorativos está ubicado en la capital de Cuba, La Habana, y es considerado como uno de los museos donde se albergan obras con un alto valor artístico e histórico, ya que cuenta con más de 33 mil piezas y 23 colecciones y la mayoría de estas piezas datan de los reinados de de Luis XV, Luis XVI y Napoleón III. También cuenta con innumerables piezas orientales de los siglos XVI al XX así como obras de importantes artistas franceses e ingleses. Sin embargo, aparte de que muchos visitantes queden admirados por todo lo que tiene este museo, también se quedan sorprendidos por cómo están decoradas las dos plantas que abarcan el edificio, algo que es muy llamativo y que quisiéramos tener todos en nuestras casas decoradas.

El Museo está ubicado en la antigua residencia de los condes de Revilla de Camargo y fue diseñado por los arquitectos franceses Virad y Destugue, así como del cubano Alberto Camacho, pero fue la casa Jansen quienes se dedicaron a decorarla. Lo más irónico de esta residencia es que lo único cubano es el material que se usó para hacer la casa, ya que es una madera elegante y de una caoba que no se ha desgastado a pesar del tiempo.

Si bien este museo fue construido entre 1924 y 1927 se remodeló durante los años 30 y después de varias décadas, en el 2003 se decidió restaurarlo para que la gente pudiera admirar su belleza. Hay muchas cosas que parecen nuevas como la fachada que es nueva y que se tuvo que reconstruir porque ya se estaba desgastando.

El museo de por sí ya es una belleza tanto en el exterior como en el interior y es tal vez uno de los pocos museos en América Latina que puede decir que tiene tantas colecciones de artistas que son consideras y estudiadas en todas partes del mundo.

El recorrido del museo es circular y se pasa por todas las zonas de la casa. El museo tiene once salas, y todas las piezas están debidamente ordenadas, justo para que el visitante pueda tomarse el tiempo de apreciar cada una, por lo que se quedará maravillado con cada reliquia que se puede apreciar en este museo. Muchos investigadores llegan de diferentes partes del mundo ya que las exposiciones de diferentes artistas reconocidos como contemporáneos también son exhibidas en este museo. No se lo puede perder.

Santiago de Cuba, ubicado en la parte costa suroriental de la isla, es de las dos ciudades más importantes de Cuba y es la locación de una de las fiestas mayores concurridas del país, la fiesta del Fuego o como también se le conoce el Festival Internacional de la Cultura Caribeña, que se celebra la primera semana de Julio de cada año, fecha que hace mucho calor, desde 1981 es que se viene celebrando esta festividad.

El nombre particular de la fiesta tiene origen a las diferentes culturas africanas que influyeron de alguna manera en la formación de la propia identidad de la gente de Santiago de Cuba.

Justamente al haber esta variedad de culturas y costumbres entre sus habitantes es que se hace muy notorio las expresiones populares que enriquecen el festival.

Esta es del tipo de fiestas muy pintorescas llenas de baile, música y danza. Con el tiempo ya se está convirtiendo prácticamente en un carnaval, donde músicos y bailarines de diferentes partes del país acuden con mucho entusiasmo a mostrar todo su arte, donde la mayoría de gente se aboca a las calles a disfrutar de todo el sabor de los bailes.

Otro acontecimiento bastante llamativo que brinda esta fiesta son las charlas que ofrecen expertos sobre las costumbres, tradiciones y toda la historia que envuelve a la ciudad de Santiago de cuba, también se organizan talleres para debatir temas religiosos, aspectos sobre el patrimonio cultural de las ciudades del Caribe, inclusive encuentros de poetas también se lleva a cabo en el festival.

Algo muy normal en la fiesta es que siempre hay un invitado especial que por lo general es otro país hermano, donde se muestran diferentes aspectos, desde su historia y parte de sus costumbres con la finalidad de enlazar un estrecho lazo fraterno.

Después de  varios días de fiesta, baile y de las participaciones populares en los diferentes talleres, el festival del fuego llega a su fin, donde se lleva a cabo algo muy llamativo para todos los visitantes que estuvieron  en la ciudad, la población prepara una enorme figura de un diablo colocada en el centro donde se está llevando a cabo el festival y en la última noche le prenden fuego, donde muchos grupos tocan y bailan para despedir y agradecer a toda la gente que. Cuando esta figura termina de quemarse en su totalidad sus cenizas se juntan y son arrojadas al mar, como símbolo de buen augurio para todas la naciones y su población.