Blog de Viajes

Verona es conocida en todo el mundo gracias a la trágica historia de amor más famosa de la literatura inglesa. Esta localidad fue el escenario elegido por William Shakespeare para situar su obra, Romeo y Julieta. Y realmente acertó, porque Verona es una ciudad fascinante que invita al amor.  Situada en el norte de Italia, en la región del Veneto, y rodeada por el río Adige esta elegante ciudad cuenta con un rico patrimonio histórico y unos bonitos paisajes.

Verona es una ciudad para caminar.  Su centro está protegido por las murallas, y precisamente,  a través de sus estrechos callejones empedrados iréis descubriendo interesantes plazas y emblemáticos edificios históricos, básicamente de le época medieval y del renacimiento.  Hay que decir que todas las construcciones están perfectamente conservadas, lo que le ha valido el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. No te abrumes ante tanta monumentalidad, te daremos algunas indicaciones orientativas.

Además de la casa y el famoso balcón de Julieta, que se han convertido en  una de las atracciones turísticas que nadie quiere perderse, también debéis acercaros al Castello Castelvecchio del siglo XIV que acoge el Museo Cívico, donde conviven exposiciones de arte clásicas y contemporáneas. También te recomiendo el anfiteatro romano. Además de visitarlo, debes saber que actualmente, se programan conciertos y exposiciones. Infórmate antes de ir de la programación, porque vale mucho la pena poder disfrutar de un espectáculo musical en ese entorno.

Las plazas son muy populares en el entramado veronés.  La Piazza delle Erbe era el antiguo foro de la ciudad romana. Está rodeada de palacios y en su interior alberga: la  columna del Mercado, el Capitello o Tribuna, la fuente de la Madonna Verona y la columna de San Marcos. Otra plaza  interesante es la Plaza dei Signori, está rodeada por la loggia del Consiglio, edificio del Renacimiento veneciano,  el Palacio Comunale, también llamado Palazzo della Regione, del siglo XII, el Palazzo del Tribunal, y al fondo se puede ver el Palazzo del Governo.

Otro de los puntos de interés de esta ciudad es la Catedral de Verona, que  se erguió  sobre dos iglesias paleocristianas emplazadas en el mismo lugar y que fueron destruidas por un terremoto en el año 1117. Destaca la portada principal de estilo románico lombardo. Otras iglesias interesantes de Verona son Santa Anastasia, muy cerca del Duomo, con doble portada gótica y el fresco de San Jorge en la capilla Pellegrini.  Lo  mejor de Verona es que toda ella es una obra de arte al aire libre, en la que es un verdadero placer pasear.

A veces  buscamos lejos lo que tenemos cerca.  Hay lugares que  como los  tenemos a la vuelta de la esquina no les damos el valor que se merecen… Este es el caso de Formentera, uno de los lugares paradisíacos más maravilloso no sólo de España, sino también de Europa.

Cuando  se  desembarca en el Puerto de Sa Savina se empieza a intuir que este lugar es especial.  La menor de las Islas Baleares habitadas tiene una energía especial, debido a su aislamiento,  que hace que la tranquilidad reine en todo su territorio. A medidas que se va recorriendo la isla, se van descubriendo sus playas y calas de aguas turquesas y arena blanca, la riqueza natural,  de sus bosques y salinas,  sus rutas y senderos, perfectos para recorrer tanto en bici como a pie,  y los bares y chiringuitos convertidos en restaurantes de moda para  probar la gastronomía local, deliciosa, por cierto.

Aunque tu  plan sea el de relajarte en la playas, hay  dos visitas imprescindibles si te escapas a Formentera.  La primera es el Pilar de la Mola,  para ver la panorámica de la isla desde sus miradores, pero  especialmente para  ver la puesta de sol desde el faro. Si vais en miércoles o domingo  también podréis  aprovechar para  hacer alguna compra en el mercado artesanal de La Mola.  Es Cap de  Barbaria,  es el segundo punto de interés. Seguro que os suena,  porque se hizo famoso con la película de Lucía y el Sexo. Aquí está la Cova Foradada, una especie de cueva  denominada así por sus con agujeros, por donde los más hábiles y valientes pueden deslizarse. También hay diversas ruinas megalíticas en esta zona que merecen atención.

Formentera tiene dos costas: la del norte o Tramuntana y la del sur o Migjorn. La primera más rocosa y agreste, la segunda dulce y arenosa. En los días de viento,  hay que calcular la dirección para escoger aquella que está protegida del temporal. Todas las playas y calas tienen su encanto, lo mejor dejarse llevar e ir descubriéndolas, seguro que acaba encontrando alguna sorprendente.

Al este de la isla está la Platja de Llevant, grande y de aguas apacibles y claras. Aunque lo mejor de esta parte la  Platja s’Alga,  situada en Espalmador, una pequeña isla considerada parque natural protegido, casi unida a Formentera. La Platja s’Alga es kilométrica. La isla es privada, pero su acceso ha sido siempre libre. En el centro de la isla hay una pequeña zona donde tradicionalmente la gente embadurna de barro que parece tener propiedades beneficiosas para la piel.

La mítica Platja de Illetes es de visita obligatoria porque es muy especial. En verano acostumbra a ser muy bulliciosa, y su acceso está restringido a un número determinado de personas, así que se recomienda ir a primera hora de la mañana o a última de la tarde. Hay muchos chiringuitos, desde de los que disfrutar de una maravillosa puesta de sol mientras se degusta un buen cóctel. También son muy bonitas las playas de Es Trucadors, Cala Saona, la Platja de Migjorn y Es Caló des Morts. Vaya con cuidado, porque Formentera crea adicción.