Blog de Viajes

Kamishibai, parecerá una palabra complicada, pero no lo es. Pronúnciala y disfrútala, porque significa teatro de papel y es una forma muy peculiar de contar cuentos en Japón, sobre todo en la capital Tokio. Si bien este sistema está dirigido de una forma didáctica para los niños, no ha dejado de impresionar a propios y extraños que van al país del sol naciente. Además, también, el Kamishibai por su estructura didáctica ha dado la vuelta al mundo y es una nueva forma de aprender jugando con los niños y se encuentra en Japón.

Es muy didáctico e impresionante, los niños se apresuran a sentarse, mientras que un contador de cuentos va pasando las láminas que ha dibujado mientras va narrando el cuento. El cuento mayormente se escribe en la parte posterior de las láminas.

Si eres de las personas que nunca has visto esto, pues cuando te encuentres en una calle japonesa te quedarás sorprendido y sentirás que eres un niño más como los pequeños espectadores a este singular espectáculo. Los visitantes no deben dejar de visitar centros donde se hacen estas láminas. En Tokio, sobre todo, hay infinidad de talleres de este tipo, e incluso si eres de las personas que les encanta dibujar, te pueden enseñar a hacer un Kamishibai. Te lo puedes llevar a tu país para que los nativos de tu país observen la majestuosidad de estas láminas. Así fue como llegó el Kamishibai a otras partes del mundo.

El Kamishibai nunca ha fallado con los niños, ni tampoco con los visitantes. Mayormente, llegan miles de fanáticos del Kamishibai de otras partes del mundo, sobre todo de Europa, quienes quieren conocer este grandioso arte para distribuirlo en escuelas o incluso universidades de sus países.

El Kamishibai puede ayudar también a lo que significa la tradición oral, algo muy utilizado en Japón, en donde los abuelos cuentan a los nietos, y los hijos mayores a los pequeños. Esta tradición es japonesa y siempre se han tratado así. Además con el Kamishibai se da un paso a la interculturalidad, gracias a estas láminas hay muchos visitantes que recientemente pueden entender las tradiciones japonesas porque al llegar al Japón, todos sabemos que es muy complicado el idioma, el Kamishibai te lo hace más simple con imágenes.

Muchos turistas han podido conocer las tradiciones de Japón, gracias al Kamishibai. Si llegas a Japón, y no entiendes ni una palabra, busca un Kamishibai, siempre están a la orden del día, tal vez te pongas a aprender un poco de cultura japonesa o incluso departir con ellos en sus talleres para que aprendas.

Kyoto, ciudad milenaria con leyenda en sus calles y en cada uno sus habitantes que siempre tienen una leyenda que contar sobre sus ancestros. Kyoto fue la capital de Japón hasta 1868, para que luego Tokyo sea la capital del país del sol.

En Kyoto está el Templo de Kiyomizu, es imprescindible para el turista visitar este lugar por los contrastes y la arquitectura que se puede apreciar, además de la hermosa vista. En las noches el Templo de Kiyomizu se ilumina grandiosamente para el placer de los turistas que se quedan fascinados con esta obra de arte.

Los turistas se regocijan al ver al maestro Buda que se encuentra en un salón superior del Templo de Kiyomizu. Lamentablemente, algunos turistas no lo notan y por los problemas del idioma abandonan el lugar sin apreciar esta ejemplar estatua. En el salón donde se encuentra ubicado el Buda se debe donar un precio módico de 100 yenes y luego el visitante debe quitarse los zapatos.  Al estar frente al Buda, uno debe arrodillarse y pedir un deseo ante Buda. Es una experiencia grata y pacífica.

Otro de los atractivos turísticos que ofrece Kyoto es Sanjusangendo, una especie de edificio plano, realmente largo que tiene en su interior un centenar de estatuas que son parte ancestral de Kyoto. Estas estatuas simbolizan un hito religioso para los japoneses. Las estatuas están pintadas en color oro y cada una está en una delicada posición.

Al inicio de ver el Sanjusangendo en su exterior no causa la mayor atención, porque pareciera una casa igual al de los rededores de Kyoto. Lo impresionante de este templo es el interior, sus estatuas han dejado anonadados a cuanto visitante ha pisado el Sanjusangend, porque no se espera que estas beldades de estatuas se localizaran en este lugar siendo parte de una tradición religiosa tan especial. Lastimosamente, las fotografías están prohibidas al interior del Sanjusangendo, por eso que los visitantes no se sienten atraídos por las fotos del exterior que se publican en revistas o Internet, pero al interior se encuentra la esencia de Kyoto.

Cuando uno viaja a Kyoto, el explorador se debe percatar que los diseños pueden parecer igual a los de toda la ciudad. Sin embargo, es lo interior lo notable y patrimonial. Las señales están en japonés e inglés, si no se sabe ningún idioma sería bueno llevar un diccionario para que la experiencia sea absolutamente perdurable.

Japón debe ser de los países con costumbres más marcadas que cualquier otro lugar, aquí os dejamos algunos buenos consejos y sobre todo información importante para todos los viajeros entusiastas que quieren visitar este país y no pasar ningún apuro.

Empecemos por el saludo, los japoneses valoran y toman mucha importancia al saludo, que denota de manera clara la posición que ocupan las personas dentro de la sociedad.

Como algunos sabéis, el saludo clásico en Japón es inclinando el cuerpo, lo recomendable para un viajero es no ser exagerado al hacerlo y que vaya a parecer una burla, así que la sugerencia es inclinar el cuerpo con los brazos pegados al cuerpo no más de un ángulo de 45 grados, a menos que sea una reverencia religiosa es aceptable una inclinación de 90 grados.

Otra cosa a tener en cuenta es si se compra algo de comer al paso en algún kiosco lo mejor es comerlo en el mismo lugar o sentarse en algún banco de algún parque, porque el comer caminando es muy mal viso en Japón y considerado de mala educación.

Si se come en la casa de alguien que nos haya invitado, ojo sobre todo con las mujeres que suelen ser serviciales y al término de la comida suelen llevar los platos, etc. Esto resulta muy ofensivo para el anfitrión de la casa, dejemos que ellos nos sirvan y despreocupémonos de ser serviciales.

En cuanto a comer en un restaurante la costumbre si parece ser similar que en otros países, como por ejemplo el pagar en caja y no directamente a el mozo que nos atendió, otro es si se come con otras personas es necesario esperar que nos sirvan los alimentos y no servirlo nosotros.

La acostumbrada propina, en Japón resulta muy ofensivo darle alguna al mozo, así que mucho cuidado con esto para no pasar una vergüenza, lo más recomendable es al terminar de comer dejar el restaurante enseguida y no quedarse conversando o haciendo alguna otra cosa.

De las costumbres más conocidas es la hora del té que es todo un ritual muy interesante de experimentar, para empezar la postura, uno debe estar en cuclillas con las rodillas puestas sobre el suelo, sobre el famoso tatami que es un articulo acolchado para que no duelan las rodillas, luego al empezar a beber el té se van pasando uno seguido del otro y la forma de beberlo es inclinado el jarrón suavemente unos 180 grados, beber y regresarlo de la misma manera y pasarlo al siguiente que esté a nuestro costado.

En el mercado de viajes actual es cada vez más habitual recurrir a la calidad y originalidad del alojamiento, de ahí que muchos operadores turísticos opten por estas experiencias que dejan atrás a los siempre recurridos hospedajes de última hora.

El interés cultural, sociológico y vivir la experiencia son las características principales de los viajeros que optan por este tipo de alojamientos que dejan, sin duda,  un recuerdo único e inolvidable.

Dentro de estos  alojamientos podemos encontrar multitud de variedades en función del tipo, lugares o presupuesto que queramos: ya no es necesario recurrir a los albergues para presupuestos ajustados, podemos hacerlo también en otros lugares compartiendo por ejemplo, casa con una persona local. Así, abadías, paradores o pagodas se suman a los diferentes establecimientos habilitados como alojamientos.

Para los amantes de las singularidades, vayan las extravagancias: los hoteles de hielo, que podemos encontrar en Canadá y Finlandia, y que cada año deben rehacerse, también una extravagancia económica que puede costarnos la friolera de unos 300€ por persona y noche.

Si buscamos una más económica, podemos optar por alojarnos en una casa troglodita, típicas de Túnez (Matmata), y de Turquía (Capadocia), como estancias húmedas y de temperaturas frescas en zonas calurosas y de singularidad insuperable; su precio es más razonable ya que puede costarnos sobre unos 400€ de media la semana.

Para los interesados en este tipo de alojamientos, os adelantamos algunos ejemplos inolvidables:

- Asia central : Yurta. Es una haima de madera, paja y lonas de lana utilizada por los nómadas turcos y mongoles en las estepas de Asia Central, utilizado desde la Edad Media.

- Canadá y Groenlandia : Iglú. Es una casa de nieve construida en bloques y con forma de cúpula; los iglúes se asocian a los esquimales que lo utilizan como refugio temporal en época de caza durante el invierno.

- España : Parador. Son antiguos edificios históricos reconvertidos en hoteles con buena relación calidad-precio. Se pueden encontrar desde castillos, conventos, palacios, etc.

- Japón : Ryokan. Es un tipo de alojamiento tradicional japonés creado para hospedar a los visitantes de una casa. Su diseño consta de puertas y paredes corredizas, así como de un piso de tatami. Los hay de lujo utilizados para los occidentales.

- Marruecos : Riad. Son el alojamiento tradicional de los antiguos marrakchís convertidos en hoteles y ubicados en su mayoría en la medina, cuyas habitaciones dan alrededor de un patio con fuente y decorado con mosaicos.

- México y América Latina: Hacienda. Son antiguas fincas agrícolas de gran tamaño de los antiguos latifundios, convertidos hoy día en hoteles de gran carácter.

- Polinesia : Motu. Son un pequeño conjunto típico de bungalows que cuenta con todo tipo de servicios: restaurantes, actividades náuticas, etc.

- Portugal : Pousada. Son hoteles de lujo instalados en edificios históricos, y  gestionados por el Estado.