Blog de Viajes

La cocina boliviana destaca por el consumo de productos típicamente regionales y unas profundas raíces étnicas que se han ido transformando por el mestizaje y la influencia de las cocinas europeas y árabes.  No hay ninguna duda de que la carne es la protagonista de cualquier menú boliviano igual que las patatas y el maíz.

La carne de cerdo es la más apreciada, que no la más consumida,  este producto se suele reservar para las ocasiones especiales. Es muy recomendable probar otros tipos de carne propios del país como la de cabrito o la llama, hechas a la brasa y acompañadas con la deliciosa salsa “llajwua“, de sabor picante y elaborada a base de “locoto“, el ají picante más popular de la cocina tradicional boliviana.  Si eres de los que les gusta experimentar con las comidas exóticas, aquí tendrás la oportunidad de degustar la carne la de mono o de cocodrilo, hay que atreverse a probar nuevos sabores.

El pollo se suele preparar frito, o bien se usa para la elaboración  de las empanadas, que en Bolivia reciben el nombre de “salteñas“, y son uno de los platos más populares que hay que probar. Las empanadas o salteñas suelen  estar rellenas de carne de vaca o de pollo con patata y pimiento. Deliciosas.

Aunque  los pescados se  usen en menor medida dentro de las especialidades típicas, debes saber que las especies que se consumen en este país proceden del lago Titicaca, así que si tienes la ocasión,  también merece la pena saber que sgusto tienen los peces del  este lago. Principalmente destacan: el surubí, un pez de enormes dimensiones que puede alcanzar los dos metros de largo,  o el sábalo, que se suele hacer a la brasa.

Las verduras en escabeche, las patatas rellenas y las picantes, los tomates rellenos o la yuca, que en muchos platos se emplea como sustituto de las patatas, son algunas de las guarniciones más típicas de la cocina de este país andino.

Para los postres os recomendamos los pasteles de dulce, el queso de cabra o el dulce de cayote.

En lo referente a las bebidas la de la “chicha” es la estrella, su consumo, entre los autóctonos, no es comparable a ninguna otra. La “Chicha” es una bebida alcohólica que se elabora con maíz fermentado.  La cerveza boliviana también es muy apreciada. Si prefieres bebidas sin alcohol, prueba los zumos y batidos de frutas, o  atrévete con el “mocochinchi“, una bebida elaborada con melocotones deshidratados.

Si  tienes previsto viajar a Corea del sur, o bien llegas a ella como paso previo  a tu destino final, es decir, haces escala en Seúl o en cualquiera otro rincón de este país, queremos darte algunas recomendaciones para que sepas como actuar, porque los coreanos son un poco especiales.

En primer lugar hablaremos de las formalidades. En referencia al tema de la documentación,  afortunadamente los ciudadanos de la Unión Europea sólo necesitan el pasaporte en vigor con una validez mínima de 6 meses para una estancias de hasta 90 días.  Respecto al cambio de Euros a Wons, moneda oficial del país,  te recomendamos que lo hagas cuando llegues a Corea en los lugares habituales de cambio, y que intentes ajustar el importe que vas a cambiar al que vas a gastar, porque si debes volver a cambiarlos Wons a Euros saldrás perdiendo.

Una vez estés paseando por las calles de este país, no te asustes si te dan un empujón y nadie te pide disculpas, para los coreanos,  los empujones callejeros son la consecuencia inevitable de vivir en un país densamente poblado. Así que asúmelo con normalidad.

A la hora de comer, debes tener en cuenta algunas peculiaridades de la mesa coreana. Debes estar preparado para usar los palillos para comer, los tenedores son difíciles de encontrar fuera de Seúl,  aunque  si utilizan las cucharas para comer arroz. Te recomendamos que practiques con los palillos antes del viaje. Para los coreanos es de mala educación servirse su propia bebida. Así que coge el hábito de servir las bebidas a los demás y deja que los demás te sirvan a ti. Una última consideración, ves con cuidado con los platos que estén cubiertos de pequeños trozos de pimientos verdes, porque suelen ser los chiles extremadamente picantes, y su efecto puede durar horas.

Recuerda no beber agua del grifo.  Sólo come fruta fresca y verduras si han sido cocidas o peladas, ten cuidado de productos lácteos y si comes comida en los puestos ambulantes.

Otra consideración que debes tener en cuenta es no sonarte la nariz en público. Los coreanos lo perciben como algo repugnante. Si necesita hacerlo se muy  discreto y  ve al cuarto de baño o cualquier otro lugar donde estés a solas.

La entrada en los  Templos Budistas está permitida mientras se esté llevando a cabo un servicio, siempre y cuando entres por una puerta lateral, dejes tus  zapatos fuera y te sientes en el pasillo. Está prohibido sentarte o estar de pie enfrente de la imagen de Buda.

Por último,  te recomendamos que no des propina, pues se le considera de mal gusto, el cargo por el servicio está incluido en la cuenta. Para agradecer el servicio prestado inclina la cabeza y da las gracias. La excepción son los porteros de los hoteles y  los taxistas, se les suela dar propina pero sólo si te ayudan con sus maletas.

Aunque el  alimento más internacional de Rusia es el caviar, su cocina es mucho más compleja. La primera particularidad de la gastronomía rusa es que sus especialidades típicas son muy sabrosas, pero a la vez  muy contundentes, y bastante calóricas, para sobrevivir a sus fríos y duros inviernos. Su cocina está basada en platos caliente. La sopa es  su plato favorito y suelen preferir las carnes a los pescados. Otra curiosidad es que los rusos, son muy amantes del pan, tanto de trigo como de centeno.

Como hemos dicho las sopas son fundamentales en la mesa rusa. Tienen mucha variedad y se consumen tanto en invierno como en verano. Una de las más famosas es la Borscht, que se hace a base de tomate, col, patatas, remolacha y trozos de carne de res. Si lo prefieres también hacen la variante vegetariana. Otras sopas típicas son  la  Schi elaborada a  base de col, la Solianka  que puede ser de carne o pescado y además tiene pepinillo, tomate y limón y la Ujá, básicamente de pescado.

Si no te gustan las sopas, puedes aprovechar para comer otro tipo de entrantes, como  el caviar, un excelente entremés. Hay dos tipos de caviar: el rojo (de salmón) y negro (de beluga, esturión, sevruga). El caviar rojo es el más barato y el más usado como condimento en algunas de sus especialidades. La manera más popular de comerlo en Rusia es ponerlo encima de una rebanada de pan, untada con mantequilla. Así que toma nota.

Otra delicia culinaria rusa es el Golubas, hojas de col blanca rellenas con algún tipo de carne mezclada con arroz y setas. Y no podemos obviar  los famosos Blinis. Es un plato muy  popular en Rusia. Los Blinis son unos panecillos esponjosos, cuya masa se parece mucho a la de los creps. Lo más típico es rellenarlos con salmón ahumados, nata y caviar. Otra especialidad, es el filete Stroganoff, normalmente de ternera o pollo, servido  con una salsa deliciosa de champiñones y cebollas. Este plato se suele acompañar con el Pelmini, que son como una especie de raviolis.

Por supuesto, la bebida más popular de Rusia es el vodka. Son grandes aficionados a esta bebida. Existe una increíble variedad, desde el vodka claro, a los incoloros, y todo tipo de vodkas amargos con hierbas y especias. Si te apetece algo más suave, puede optar por tomar la cerveza  rusa Kvas, hecha de pan integral o harina de centeno y malta y  con mucho azúcar.

Myanmar, más conocida como Birmania no es un país cómodo,  y recorrerla puede resultar en ciertos momentos  agotador,  debido a las restricciones impuestas por el actual régimen político. Pero,  con una pequeña  dosis de paciencia,  podrás disfrutar de uno de los lugares más fascinantes del planeta, así que vale la pena pagar pequeños peajes para poder recorrerla. Aunque parezca una contradicción, porque muchas veces asociamos Myanmar a términos como dictadura o represión, lo cierto es que en todo el territorio se respira un aire muy místico y armónico,  inspirado por el budismo que  ha sembrado  de templos, monasterios y pagodas,  todo el país.

La entrada a Myanmar la haremos por Yangon. Para tomarle el pulso al país,  te sugerimos que vayas a darte un paseo por la parte antigua de la ciudad, es tranquila y agradable. Una de las características de Myanmar es que aquí la vida discurre en la calle, y es precisamente ahí donde descubriréis la esencia de sus costumbres y sus gentes. En Yangon debes visitar dos pagodas:  la Sule Paya y la Shwedagon.  Esta pagoda está recubierta de láminas de oro,  y preside la ciudad desde las colinas Singuttara. Otro lugar que en el que hay que darse una vuelta es el templo Chaukhatgyi, donde podrás ver un inmenso Buda, de 72 metros de largo,  reclinado.

La siguiente parada es Mandalay Es una ciudad enorme, caótica y con un tráfico excesivo de motos. Lo primero que llama la atención de esta ciudad que está llena monasterios,  y repleta monjes recorriendo las calles. Las visitas turísticas de esta ciudad empiezan por  Shwenandaw Kyaung, actualmente es un monasterio edificado sobre los restos de un antiguo palacio, rodeado de agua. Un lugar realmente especial.  En esta ciudad también podéis  ver la Rakhine Buda, la estatua de Buda más venerada del país, en la pagoda de Mahamuni, y la pagoda Kuthodaw, que conserva  729 placas de mármol escritas en sánscrito en las que se describen las enseñanzas de Buda. Al atardecer vale la pena subir los 1729 escalones para poder  ver una puesta de sol desde la colina Mandalay .  Una de las opciones que te recomendamos  son las  excursiones a Mingun,  sólo accesible a través del rio,  y a Amarapura, Sagaing y Ava.

Después de explorar Mandalay y sus inmediaciones, hay que viajar hacia  Bagan. Esta ciudad tiene aproximadamente 4.400 templos construidos en poco más de 200 años, es impresionante. Lo más aconsejable es  alquilar una bicicleta o un coche de caballos y explorar la zona  e ir entrando  a los templos que más te llamen la atención. Los más famosos, los encontraras enseguida porque tienen a su alrededor montado “chiringuitos” turísticos, pero son de visita obligatoria.

Para poner la guindilla al viaje, te proponemos una excursión al Lago Inle, para conocer a los  Hombres del Lago. Habitan en casas de bambú construidas en las islas del lago.  Es una experiencia muy  divertida navegar con ellos en sus pequeñas barcas porque van remando con los pies, siguiendo la tradición.