Blog de Viajes

El final de la guerra de Vietnam significó un gran cambio para la política de este país y de esta manera abrir su economía al comercio exterior. Uno de los grandes cambios fue que los habitantes del oeste y el sur de Vietnam ahora tenían la posibilidad de visitar la hermosa bahía de Halong. Vin ha Long, o también conocida como la Bahía del Dragón Descendiente, es promocionado como la octava maravilla del mundo por sus habitantes. Una de las grandes atracciones de Halong es el mar pacífico de la bahía y las miles de montañas de piedra caliza que decoran el paisaje marino.

El agua de la bahía es más clara que la luz del día, especialmente durante la primavera e inicios del verano. Algunas de las islas son grandes y en ella se encuentran pequeños huecos con playas arenosas, en donde nadar es todo un placer. La Bahía de Ha Long se encuentra en el lado noreste de Vietnam, más o menos a 165 km de Hanói, la capital del país con una población de más de 3 millones de habitantes.

El nombre “Dragón Descendiente” proviene de un mito local. Hace miles de años atrás, cuando sus antepasados luchaban contra invasores extranjeros del norte, los dioses del cielo enviaron una familia de dragones para ayudarlos a que defiendan su tierra. Esta familia de dragones descendió sobre lo que hoy es la bahía de Halong y empezaron a escupir joyas y jade para luego convertirse en varias islas e isletas. De esta manera formaron una gran fortaleza para que los intrusos no puedan entrar. Los habitantes de esa área fueron capaces de mantener la tierra en un estado seguro y así formaron lo que actualmente el país de Vietnam. A pesar de que este mito es muy poco creíble, es lo que los vietnamitas creen y forma parte de la historia del país.

La bahía es tan majestuosa, misteriosa, inspiradora e imperiosa que no se puede dejar de visitar. El mundo solo no puede hacer justicia a lo maravillosa que es la bahía. Imagínate 3 mil o más islas increíbles, que ascienden de las aguas de color esmeralda. Es sin duda alguna, una visión que te quitará el aliento por su belleza. La bahía es arte puro, una colección que no tiene precio de esculturas sin terminar extraídas de la naturaleza.

Öland es la segunda isla más grande de Suecia, es de 136 km de largo y un máximo de 16 km de ancho. Esta pacífica isla se encuentra en el Mar Báltico, frente a la costa de Suecia, y se conecta con la ciudad de Kalmar en el continente gracias a uno de los puentes más largos de toda Europa, pero no el más largo de Suecia. Esta isla es la favorita de los turistas y es el destino principal de playa en Suecia, debido a una alta cantidad de sol en los meses de verano, a pesar de que no es sólo un destino de playa. Öland también es hogar de 16 castillos de los cuales uno es el Castillo Borgholm, uno de los castillos más impresionantes de Suecia. Además alberga muchas especies raras y únicas de aves y otros animales de la naturaleza.

Las personas han vivido en Öland desde aproximadamente 6 mil años. Los primeros hallazgos arqueológicos se remontan a 2500 años antes de Cristo. En el siglo IX, esta isla se convirtió en un parte del reino de Suecia y en el siglo 11 fue cristianizado. Las primeras iglesias fueron construidas con madera pero lamentablemente ninguna de estas  existe hoy en día, aunque varias de la Edad Media todavía se mantienen en pie. Durante la Edad Medía, Öland fue expuesta a la peste Negra y otras plagas devastadoras. Esto por supuesto disminuyó aún más la poca población. Con el pasar de los años, la isla sufrió varios acontecimientos, cómo por ejemplo, la invasión de Dinamarca, las reglas de los monarcas corruptos, las guerras interminables entre reyes rivales, más plagas, la aristocracia, entre otros. La gente de Öland se vio obligada a soportar carga tras carga. Sin embargo, por la década de 1860, las condiciones en la isla habían llegado a ser relativamente normales  y la población había aumentado a cerca de 37 mil, que era lo máximo que podía soportar la isla, sin embargo 13 mil de ellos emigraron.

Actualmente, la isla de Öland está mucho mejor gracias a sus dos industrias principales: la agricultura y, desde el siglo XIX, el turismo. Alrededor de 2,5 millones de visitan la isla al año y la mayoría de ellos sólo hacen visitas de un día. Muchos turistas les encantan porque pueden disfrutar de la naturaleza, mientras que otros pueden estar felices en la playa y tomar sol todo el día.

El Museo Nacional de Irak está ubicado en la ciudad de Bagdad y es conocido por albergar un gran número de relíquias históricas con un valor incalculable, que sin duda han ayudado a los habitantes de este país y de todo el mundo a aprender un poco más sobre las civilizaciones de la Mesopotamia y sobre la vida del Medio Oriente en general. Las colecciones del museo eran una de las más importantes colecciones del mundo. La conexión británica se refleja en artefactos de más de 5 mil años de historia.

En 1926, el museo abrió sus puertas al público gracias a la escritora y viajera Gertrude Ball, que lamentablemente murió antes de su apertura. Debido a los conflictos que ha sufrido el país,  muchas reliquias distinguidas e importantes,  que fueron exhibidas en el museo, fueron removidas de este y vendidas a coleccionistas privados de todo el mundo a través del mercado negro. También miles de colecciones fueron saqueadas en el 2003 en la guerra de Irak. A pesar de que el Museo Nacional de Irak no tiene su antigua grandeza, aún es un alivio saber la historia no está del todo perdida. Existen muchos artefactos que aún se conservan dentro de las paredes del museo e incluso algunos se remontan a lo más antiguo, como la era prehistórica.

El museo pasó por una época de renovación constante y estuvo cerrado para el público, ya que había importantes elementos históricos que estaban siendo protegidos. El gobierno iraquí apoyó mucho el desarrollo y protección del museo, así que enviaron donaciones y voluntarios. Finalmente, el 29 de febrero de 2009, el museo volvió a abrir sus puertas gracias al primer ministro iraquí Al-Maliki, aunque con la mitad del contenido saqueado. Sin embargo, el museo se ha renovado agregando salas adicionales y más de doce países ayudan constantemente a que el museo prevalezca. La colección más atractiva del museo es la exhibición de los descubrimientos más espectaculares de la arqueología mesopotámica. Esta colección incluye un tesoro lleno de joyas de oro y objetos hechos de piedras preciosas, así como pulseras grandes y de oro, collar con colgantes en forma de almendras, vasos de cristal de cuarzo, brazaletes de oro, una corona de oro y muchos más adornos en oro y piedras preciosas.

Quién no ha escuchado por lo menos un comentario sobre lo increíble que es la comida tailandesa, aunque sólo los más fuertes pueden con sus sabores fuertes. La cocina tailandesa es famosa internacionalmente. Ya sea tan picante como un chili o comparativamente suave, la armonía es el condimento principal detrás de cada plato. Esta cocina es esencialmente un matrimonio de siglos, es decir, las influencias orientales y occidentales se combinan armoniosamente en algo único.

Las características del alimento tailandés dependen de quién lo cocina, para quien se le cocina, por qué motivo se cocina y dónde se cocina. Los platos se pueden refinar y ajustar para adaptarse a todos los paladares. Originalmente, la cocina tailandesa reflejaba las características de un estilo de vida acuático.

Los animales acuáticos, las plantas y las hierbas eran los ingredientes principales y se evitaban grandes trozos de carne. Influencias posteriores introdujeron el uso de trozos de carne a la comida tailandesa, una de esas influencias fue la budista. Esos trozos grandes de carne fueron mezclados con hierbas y especias. Los métodos tradicionales de la cocina tailandesa eran guisar y hornear, o asar. Gracias a las influencias chinas se dio la introducción de otros métodos como freír, saltear y freír en abundante aceite.

A partir del siglo XVII, las influencias culinarias vinieron de Portugal, Holanda, Francia y Japón. A finales de los 1600s, los chiles fueron introducidos a la cocina tailandesa por los misioneros portugueses que habían adquirido en América del Sur. Lo bueno es que los tailandeses se adaptaron con los métodos extranjeros de cocina y la sustitución de ingredientes. El ghee usado en la cocina india fue reemplazado por el aceite de coco y la leche de coco fue sustituida por otros productos lácteos. Se le bajó el tono a las especias puras con hierbas frescas como la hierba de limón y la galanga. Con el tiempo, menos especias fueron utilizadas en currys tailandeses, mientras que el uso de hierbas frescas aumentó. En vez de servir los platos en entrada y plato principal, una comida tailandesa ser sirve a la vez, y de esta manera, permite disfrutar diferentes combinaciones y sabores. Una comida tailandesa apropiada debe tener sopa, un plato de curry con condimentos, una salsa acompañada de pescado y vegetales. Una ensalada picante puede reemplazar el plato de curry. Debe haber armonía de sabores y texturas en los platos individuales y de toda la comida.