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Aunque el  alimento más internacional de Rusia es el caviar, su cocina es mucho más compleja. La primera particularidad de la gastronomía rusa es que sus especialidades típicas son muy sabrosas, pero a la vez  muy contundentes, y bastante calóricas, para sobrevivir a sus fríos y duros inviernos. Su cocina está basada en platos caliente. La sopa es  su plato favorito y suelen preferir las carnes a los pescados. Otra curiosidad es que los rusos, son muy amantes del pan, tanto de trigo como de centeno.

Como hemos dicho las sopas son fundamentales en la mesa rusa. Tienen mucha variedad y se consumen tanto en invierno como en verano. Una de las más famosas es la Borscht, que se hace a base de tomate, col, patatas, remolacha y trozos de carne de res. Si lo prefieres también hacen la variante vegetariana. Otras sopas típicas son  la  Schi elaborada a  base de col, la Solianka  que puede ser de carne o pescado y además tiene pepinillo, tomate y limón y la Ujá, básicamente de pescado.

Si no te gustan las sopas, puedes aprovechar para comer otro tipo de entrantes, como  el caviar, un excelente entremés. Hay dos tipos de caviar: el rojo (de salmón) y negro (de beluga, esturión, sevruga). El caviar rojo es el más barato y el más usado como condimento en algunas de sus especialidades. La manera más popular de comerlo en Rusia es ponerlo encima de una rebanada de pan, untada con mantequilla. Así que toma nota.

Otra delicia culinaria rusa es el Golubas, hojas de col blanca rellenas con algún tipo de carne mezclada con arroz y setas. Y no podemos obviar  los famosos Blinis. Es un plato muy  popular en Rusia. Los Blinis son unos panecillos esponjosos, cuya masa se parece mucho a la de los creps. Lo más típico es rellenarlos con salmón ahumados, nata y caviar. Otra especialidad, es el filete Stroganoff, normalmente de ternera o pollo, servido  con una salsa deliciosa de champiñones y cebollas. Este plato se suele acompañar con el Pelmini, que son como una especie de raviolis.

Por supuesto, la bebida más popular de Rusia es el vodka. Son grandes aficionados a esta bebida. Existe una increíble variedad, desde el vodka claro, a los incoloros, y todo tipo de vodkas amargos con hierbas y especias. Si te apetece algo más suave, puede optar por tomar la cerveza  rusa Kvas, hecha de pan integral o harina de centeno y malta y  con mucho azúcar.

La cocina etíope sobresale por ser una de las más elaboradas del continente africano.  Se distingue por tener unos sabores y aromas muy intensos,  debido al uso de condimentos como el jengibre, la nuez moscada, el cilantro o los chile, que pueden resultar excesivos para paladares occidentales. Los aceites también son relevantes la gastronomía etíope, en muchos casos, suavizan, la dureza de los platos fuertemente especiados. Esta cocina se caracteriza por no usar carne de cerdo y conjugar básicamente  los pescados frescos, carnes de vaca, oveja y cabra, arroz, maíz y frutas. Probablemente, la tradición culinaria etíope sea completamente diferente a lo que conoces, pero es un viaje culinario sorprendente y fascinante.

El plato tradicional etíope es la injera, una especie de pan muy fino. La injera se elabora con harina de teff, una cereal autóctono que se fermenta durante varios días y posteriormente se cuece en una especie de plancha de cerámica. Recuerda a una crêpe pero con una textura algo más esponjosa y con un toque amargo.  Este pan se usa de plato y cubiertos, ya que la comida se sirve encima de esta torta y se van arrancando los trozos de injera con los dedos. El uso de cubiertos no es muy habitual.

El injera siempre se acompaña de Wott, que es un estofado que puede hacerse de cualquier clase de carne, pescado, lentejas o guisantes. El mejor y de alguna manera la delicia nacional, es el Doro Wott, que es un guiso a base de pollo. También se sirven guisos vegetarianos en todo el país. Los etíopes comen mucho pescado, especialmente truchas, percas y gambas.  Y entre las especialidades de carne, destaca kifto,  que sería la versión etíope del steak tartare. Consiste en  carne de ternera o cordero picada, calentada en una sartén con mantequilla y romero,  que se sirve casi cruda. Si quieres que quede muy hecha, pídela “betam leb leb”, o “estilo ‘faranji”.

En Etiopía se bebe mucho café y es delicioso. Se le añade un poco de clavo, para darle más aroma. Puedes acompañar las especialidades etíopes con  vinos de producción propia, como el Dukam y el Gouder que  son tintos o el Crystals es un vino blanco seco. Aunque el vino más famoso es el vino amielado o Tej, un vino de miel puede encontrarse por todo el país. También es muy famosa la Tela, una cerveza tradicional hecha de lúpulo, maíz o cebada, o el Katikala, un licor destilado.

Malasia es un inmenso paraíso gastronómico, aunque bastante desconocido. La comida malaya  destaca por ser muy especiada y picante. Aunque cada estado tiene sus propias peculiaridades, la preparación y los ingredientes son similares en todas las regiones del país. Si tuviésemos que elegir un plato típico, que fuese común en toda Malasia sería, sin duda, el arroz al vapor, más conocido como nasi. El arroz, es uno de los pilares de esta cocina y suele ser estar presente en muchas especialidades malayas, ya sea como base o como acompañamiento.

Si quieres hacer una inmersión total, y empezar a probar platos típicos puedes degustar el tahu goreng, que consiste en cubitos de soja fritos con alubias crudas y salsa picante de cacahuetes. O bien, puedes degustar alguna de las sopas típicas, con su buena dosis de picante. Puedes elegir entre la laksa, una especie de sopa picante preparada con fideos finos y trozos de pescado, la soto ayam, sopa picante de pollo con arroz y verduras o la sup ekor, sopa picante de rabo de buey.

Uno de los platos más populares de esta tradición culinaria es el nasi lemak, arroz cocido en leche de coco y servido con sambal ikan bilis, anchoas cocinadas con chile, cebolla y pasta de gambas. Otra de las especialidades más populares es el satay. Consiste en brochetas marinadas de ternera ó pollo cocinadas sobre carbón vegetal, sazonados con especias picantes  y servidas con una salsa agridulce de cacahuete. También hay que mencionar el rendang, un plato elaborado con ternera, leche de coco, chiles y especias como la canela, clavo de olor, cilantro y nuez moscada. Este plato de cocina a fuego lento y necesitas varias horas de cocción. Se come con arroz ketupat, un pastel de arroz.

En este territorio los fideos también son un elemento muy frecuente. Se les conoce como Mee Hoon. Puedes comer mee rebus, que son fideos hervido, o  el mee jawa es un caldo espeso servido con buñuelos de gambas, patata y queso de soja,   o los tang hoon, fideos transparentes de soja. El pescado también es popular en la cocina malaya, así como las  gambas y  la sepia. La carne de vacuno y de cordero son  buenas opciones, igual que el pollo. Olvídate de la carne cerdo, está prohibido por motivos religiosos.

En cuanto a los postres hay  dos opciones: puedes degustar alguna de la frutas tropicales propias del país como la guayaba, la buah susu, la buah duku, el rambután, o los mangos; o bien probar alguna de las dulcísimas especialidad malayas como el gula melaka, hecho de caña de azúcar y leche de coco o el kacang, una mezcla de jarabe, hielo picado, trozos de gelatina y de fruta.

Definiríamos la gastronomía toscana como rica, sobria y exquisita. La clave de la comida tradicional toscana no está en una compleja elaboración de sus platos, todo lo contrario, ya que es una cocina sencilla… el veredero secreto de esta tradición culinaria es que está basada en los recursos gastronómicos autóctonos, de excelente calidad. Los productos más habituales de la región son el aceite de oliva y el pan blanco, aunque también destacan las verduras, legumbres, jamón, quesos, verduras, salamis, carne, setas y la trufa blanca.  Es un error poner toda la cocina italiana en el mismo saco, hay que alejarse de los tópicos centrados en la pizza y  los espaguetis, y  descubrir nuevas especialidades sorprendentes y deliciosas, como la gastronomía toscana.

En una comida propia de la toscana lo más habitual es empezar degustando unos entremeses a base de embutidos variados, unos “crostini, rebanadas de pan tostado untadas con paté de hígado de pollo, alcaparras y mantequilla, u  otro de los entrantes típico como la “panzanella”, un plato de origen campesino, cocinado a base de pan duro aderezado con tomate maduro, cebolla,  aceite de oliva virgen, vinagre, sal y hojas de albahaca fresca.

Tradicionalmente, el primer plato suele ser una sopa. Destacan las sopas de verduras como la “minestrone”, pero hay que probar la tradicional “ribollita” cuyos principales ingredientes son: diferentes verduras, judías y pan seco. Las pastas son deliciosas, como en toda Italia. Los condimentos toscanos más típicos para las pastas son la trufa, negra o blanca y las setas. Aunque el plato de pasta más singular de esta región son los “pappardelle alla lepre”, con salsa de liebre cocida en vino rojo, aceite de oliva y tomate.

En cuanto a las carnes, la especialidad más conocida es la  “bistecca alla fiorentina”. Se trata de una pieza de lomo que no puede superar los setecientos gramos de peso y se cocina sobre brasas a fuego lento. Está prohibido girarla o pincharla, para que conserve todo su jugo. Una vez cocida se condimenta con aceite de oliva y pimienta. También son muy típicas las tripas, sazonadas con panceta, tomate y parmesano. Todos estos deliciosos manjares,  hay que acompañarlos con un buen vino Chianti,  el vino elaborado en la región y por tanto, el rey de la mesa.

Para terminar, algo dulce. Os recomendamos el panforte de Siena, una especie de turrón elaborado con almendras, nueces, miel y especias, y los cantucci, pequeñas galletas de almendras que se toman mojadas en vinsanto, el vino dulce toscano.